Estos menores encuentran en los
espacios públicos urbanos su único refugio, abandonados no solo por sus
familias, sino también por el Estado. La falta de amparo del Código del Menor y
la omisión de los tratados internacionales sobre los derechos de niños, niñas y
adolescentes, los deja desprotegidos en un entorno hostil.
El malecón y el parque
Independencia, emblemáticos espacios públicos de nuestra ciudad, se convierten
en el día a día de estas criaturas, donde la denegación de derechos es
palpable. La ausencia de atención adecuada afecta no solo su presente, sino que
también compromete su futuro y perpetúa un ciclo de desamparo.
La sociedad dominicana no puede
permanecer indiferente ante esta situación. Es imperativo que las autoridades,
las organizaciones no gubernamentales y la sociedad en su conjunto se unan para
abordar esta crisis humanitaria. La infancia es el cimiento de nuestro futuro,
y permitir que estos niños sufran en las calles va en contra de los principios
fundamentales de justicia y dignidad.
Llamamos a la reflexión y a la
acción inmediata. No podemos permitir que nuestros niños sean víctimas de la
indiferencia y el abandono. Urge implementar medidas efectivas que garanticen
el bienestar de los "niños de la calle" y les brinden la oportunidad
de un futuro digno y prometedor.
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